Quizás lo previsible, después de
una mastectomía, es que eches de menos tu antiguo cuerpo, te sientas fea o poco
atractiva, o que se generen sentimientos de rabia por la pérdida. Quizás pueda
incluso asemejarse a un duelo, con sus diferentes etapas: negación, ira, negociación,
depresión y aceptación (según Kübler-Ross). Es lo que había imaginado que me
pasaría, pero nuevamente, todo es impredecible y, aunque pensaba conocerme
bien, por ahora no he reaccionado así.
Estoy feliz con mi nueva situación.
Me encanta mi cicatriz porque, además de bonita, gracias a ella, avanzo en el
camino hacia la curación.
Las cicatrices
No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor.
Pero también su
fin. Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria, un remate
imperfecto que nos sana dañándonos.
La forma que el tiempo encuentra de que nunca nos olvidemos las
heridas.
Esta poesía de Piedad Bonnett fue
uno de los mejores regalos que recibí días más tarde de la operación. Gracias
Ana.
Los cuidados después de la
intervención han sido sencillos. De las curas, diarias, se encargaba mi
hermana, ¡que se ha hecho enfermera de la noche a la mañana! Un poco de
clorhexidina (mejor que el betadine, para que no coloree) y tapar con apósitos.
¡Montábamos casi un quirofanito cada vez que tocaba cura! Toalla sobre la cama,
gasas, compresas, desinfección de manos, cámara para fotografiar la evolución…
y el “ihhhh” de mi madre cada vez que mi hermana destapaba la herida que,
aunque con miedo, se atrevió también a ejercer de ayudante.
Me pusieron dos tubos de drenaje.
Estos permiten que los líquidos que se generen en la zona intervenida puedan
ser eliminados a unas botellitas de plástico. Así se evita la aparición de una
de las posibles complicaciones, que son los seromas (acumulación de líquidos corporales en un zona del cuerpo
donde se ha producido un traumatismo o cirugía). Uno partía de la mama y el
otro estaba más cercano a la axila. El primero lo retiraron en pocos días, pero
el segundo lo mantuve diecinueve. Vivir con tubos que salen del costado no es
del todo cómodo, pero no duelen. Guardaba las botellitas en una pequeña
riñonera y con camisetas holgadas quedaba muy disimulado.
¡Dormir ya es otra historia! Creo
que soy de las pocas personas que duermen -dormía- boca abajo. Eliminando esta
opción (espero que provisionalmente) y el lado derecho, las alternativas, para
mi gusto, son pocas, y en un afán de simular un pseudoizquierdo-boca abajo, he
debido comprimir algún nervio que ha hecho que tenga media mano izquierda
dormida. Estos son efectos secundarios de ser una cabezona.
Orgullosa de mi cicatriz, y sin
pensar mucho en el receptor de información, la enseñaba incluso en mitad de la
calle. Ya me he dado cuenta que todo el mundo no quiere o no está preparado
para verla. Pero es que está tan bien hecha…
Además, estoy sorprendidísima con
las posibles sustitutas de mi teta pocha. Existen prótesis externas de mama de
diferentes materiales, pesos, formas y tamaños. ¡Encontrar la tuya puede ser
una decisión tan complicada como elegir novio!
Se compran en ortopedias con la
receta que hace el cirujano. Es de agradecer que esté financiada porque
hablamos de cantidades de más de 200 euros. Cuando fui a por ella entregué la
receta como quien va a comprar una caja de ibuprofeno. No sabía el tinglado de
opciones que hay montado. Te pasan a una habitación y empiezas a probarte
tetas hasta que te apaña una. Os presento a la mía, que esta creo que no daña
sensibilidades 😉
Antes de la operación, satisfaciendo
mi ansia de control, me agencié con una próteis de algodón, muy cómoda, ligera,
y bastante más barata. La encontré por internet por 30 euros. Para un
postoperatorio es la más indicada.
Los días que he estrenado teta
iba como un niño con zapatos nuevos. Sorprendí a mi cuñado con un: “Mira que
chula Pedro, tócame la teta”. Aún me estoy riendo de su cara de susto. Con esto
y con cada una de las veces que le he enseñado las botellitas medio llenas
sacándomelas de la riñonera casi sin previo aviso. Tiene ganado el cielo.
Lo que sí que he llevado mal es
la limitación de la movilidad del hombro.
La teta no la necesito. El brazo sí. La linfadenectomía axilar (extirpación de
los ganglios de la axila) es lo que más condiciona.
He desarrollado una complicación frecuente
pero infradiagnosticada que se llama trombosis
linfática superficial. Al quitar los
nódulos o ganglios linfáticos en la operación, los vasos linfáticos, que es por
donde viaja la linfa, siguen transportándola pero de alguna forma se les
derrama, porque ya no están los nódulos. Esto hace que las vasos linfáticos se
trombosen y se inflamen. Produce dolor generalmente en toda la cara interna del
brazo, hasta la flexura del codo, que es donde me llega a mí, pero puede llegar
hasta la muñeca y aparición de unas bandas duras, como cuerdas que recorren la
axila, que limitan la extensión.
Es conveniente acudir a un
fisioterapeuta especializado para poder tratarlo. Yo he empezado hace muy
poquito pero ya estoy notando la mejoría. La fisio me realiza un masaje
específico y estiramientos, además de explicarme pautas para la prevención del linfedema, que es lo que más miedo me
da. En otro post lo explicaré bien pero por resumir, el linfedema es la
complicación más temida por las mujeres mastectomizadas. El brazo se hincha y
si no se trata a tiempo, puede ser irreversible.
De momento espero plantarme en
mis pequeñas complicaciones tempranas, que además de lo explicado, y un
pequeñito seroma que drenaron el otro día, por no quedarme corta y ser una
avariciosa, se añade una infección
en la zona por donde pasaba el último drenaje. La piel se volvió roja, tensa,
hinchada, caliente y me puse con fiebre. Es importante consultar pronto si aparece
porque precisa de antiinflamatorios y antibiótico.
Ahora estoy bastante mejor, pero
hace unos días, estaba todo tan inflamado y duro que creí tener una coraza,
cual guerrera amazonas, de esas que cuentan que se extirpaban la mama para poder
lanzar mejor las flechas de su arco. La realidad es que no me considero tan
exuberante y me conformo con sentirme como una gamba sin pelar. En breve me
quito esa piel dura y me quedo blandita y jugosa como siempre.
Deberías escribir un libro y editoriarlo porque eres el ejemplo a seguir más grande que he visto!!! Vamossssss 💪💪
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