viernes, 2 de febrero de 2018

LA RIQUEZA DE COMPARTIR. TÚ, TE, TI, CONMIGO.


El otro día recordaba con mis compis cómo comenzó esto de las redes sociales. Al poco del diagnóstico, con sensación de bicho raro, quise buscar si había más gente como yo. Me parecía algo tan extraño que me creí especial (y más desamparada si cabe). Pero como hoy en día tenemos información a tan sólo un click, no fue difícil toparme con que, aunque no es lo habitual, otras mujeres de mi edad también se enfrentaban a los duros tratamientos contra el cáncer. He de reconocer que me generó cierto alivio.
A lo largo del proceso he tenido la suerte de conocer mujeres que con orgullo mostraban sus calvas, contaban goteros y sesiones de radioterapia o incluso se atrevían a enseñar cicatrices. Mujeres de todas las partes del mundo, que aún en la distancia, comparten sentimientos y esperanza. Mujeres que, bañadas por el agotamiento, dolor o malestar, no han dudado en lanzar mensajes de apoyo a quien los necesitara y que, a pesar de no haber roto la barrera de lo físico, sienten que abrazan a un familiar.
Y por supuesto que sí, que la familia, y los buenos amigos, son muy importantes, pero nadie va a entenderte mejor que quien se enfrenta, o se ha enfrentado al dichoso cáncer. La empatía existe, y hay quien se aproxima mucho, pero no es lo mismo. Lo siento por aquellos que no pertenecen “al club” pero ojalá nadie más entre.
Pues en esto del cáncer se estilan mucho los grupos de apoyo.  Yo estuve acudiendo a uno que en concreto realizaba mindfulness. Hay diferentes opciones gracias a asociaciones o incluso propuestos desde los mismos hospitales. A veces simplemente conoces gente como tú durante las sesiones de quimio o esperando en la sala de espera del oncólogo.  Para las amantes de las nuevas tecnologías, gente joven, vergonzosas o aquellas que simplemente quieren algo todavía más fácil, existen las redes sociales.
Hoy, y después de algo más de un año con mi diagnóstico a cuestas, me lanzo a hacerte esta recomendación: contacta con alguien que esté como tú. Da igual la forma, el medio o los intermediarios. Hablar con una persona que siente como tú, que sufre igual que tú y que tiene los mismos miedos o preocupaciones, te liberará carga. Ese compartir hace que todo sea mucho más fácil.
Rompe el hielo con esa compi que crees que lleva peluca igual que tú porque ves que se la coloca y recoloca a cada minuto durante la quimio. Llama a esa mujer que no sé quién te dijo que lo pasó hace tiempo y que ahora está curada. Acude a ese grupo que te han propuesto que se reúne los jueves por la mañana. Contacta con ese perfil de Instagram que luce pañuelos en lugar de melena. Detrás del móvil también hay una persona. Hazlo como quieras, pero hazlo. Creo que nunca antes he estado más segura de algo.
Yo quise sumarme a este COMPARTIR. Y estoy tan agradecida de lo que ahora tengo, que no puedo más que recordarles lo valiosas que son todas para mí.  No me olvido tampoco de quien formando ya parte importante de mi anterior vida cambió papeles tornándose diamante en bruto en la de ahora.
Mi tinerfeña, que recorrió kilómetros para regarme su abrazo. Bien podría habernos unido un tatuaje más que esta mierda de cicatrices.
Mis kiwis, que con nombre de fruta llenaron de mensajes mi teléfono y que a día de hoy son grandes amigas. Quién iba a decir que preguntar por la talla de una camiseta solidaria iba a dar tanto de sí.
Ireñe y sus zapatillas, que tanta fuerza me da para calzarme yo las mías a pesar del dolor o la pereza.
Ana y sus consejos sobre pan. No habría conseguido uno bueno si no fuera por sus recomendaciones.
Susana, Bel, Afri y Miriam, con las que descubrí que la pasarela también está hecha para las mujeres de poco pelo. Por cierto, muy enganchada ahora a sus predicciones meteorológicas diarias :P .
Todo el grupo mamagram y sus innumerables consejos. Desde baños salados postquimio, sujes para unitetas o geles vaginales. Bromas aparte, decisiones importantes compartidas tampoco fallaron.
Vanessa y su “si calva te van a mira igual” que motivó mi repentino y orgulloso destape. Eso sí fue un despertar.
Mon y su presencia tranquilizadora. Sus palabras retumban sabiduría.
Eva, mi reciente adquisición. Ese tipo de personas que sabes que quieres tener en tu vida.
Nieves, Marigely, Adina, Vero, Ángela, Sonia, Neus, Laura, María, Ari… y tantas otras mujeres que también quisieron conectar y compartir.

Que no nos una solo lo malo. Nos merecemos compartir también lo bueno.


4 comentarios:

  1. Eres tan tan tan tan GRANDE!!!! ❤️

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  2. Eres increible kiwi.somos unas ganadoras.gracias a gente como tu esta batalla ha sido algo muy fácil. Besos❤

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  3. Que grande eres!! Quisiera yo tener tanta valor de hablar de esa etapa de nuestras vidas. Sigue así ������

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