martes, 28 de marzo de 2017

UNA LOTERÍA

Mi historia comienza un 22 de diciembre, el día de la lotería de Navidad. Me había notado un bulto en la mama derecha desde hacía meses pero no le había dado importancia. “Bah… esto no será nada”, me decía. El bulto era cada vez más palpable, no sé bien si porque iría creciendo o porque tenía ya las coordenadas demasiado claras. Pasé de lo que yo llamo una negación inconsciente a una leve preocupación. Mandaba estudiar bultos más pequeños y de características más claramente benignas a pacientes que atendía en consulta.




Soy médico de familia. Trabajo en un centro de salud apartado de la gran ciudad. Mi gran pasión son los cuidados paliativos y he dedicado mis últimos años a formarme e impregnarme de sus grandes valores. Aunque de alguna manera ya lo soy ocasionalmente en mi consulta, sueño con ser paliativista, dedicarme al completo a ello y poder acompañar en ese momento tan mágico y misterioso que es el final de la vida.
Recientemente me había interesado por el psicoanálisis, la psicología humanista y en concreto por la logoterapia. Me fascinaba adentrarme en una dimensión más espiritual, en el deseo de autorrealización y la búsqueda de sentido, y cómo esto modificaba el desarrollo individual de las personas. Admiraba como ante grandes adversidades se podía, no sólo salir adelante, sino además, verse fortalecido.

Al fin solicitamos la ecografía. No hubo prisas ni angustia en esa petición. Convenía estudiarlo. Simplemente eso.
Y ahí estaba yo, ese 22 de diciembre, con una sonrisa bien grande pendiente de pasar a la eco. La radióloga me recibió con otra sonrisa tan grande como la mía. Poco le duró al poner el ecógrafo. “¿Pero seguro que no te has dado ningún golpe?”, “¿Y dices que no tienes antecedentes de nada?”. Tras detectar microcalcificaciones, me solicitó una mamografía. Después de esto vendría una biopsia y una resonancia magnética mamaria. Yo había ido a hacerme una simple ecografía…
Salí del hospital sabiendo que tenía una tumoración, de más de dos centímetros, de bordes mal definidos, calcificada… No parecía algo bueno. Me quedé tan impactada que no pude hacer el turno de tarde que me correspondía. Me sentí tan frágil y vulnerable… Tan pequeñita…

He dado cientos de malas noticias en consulta. Aquella mala noticia esta vez me la estaban dando a mí.

Al día siguiente decidí pasar consulta sin mirar mi historial hasta que no hubiera finalizado toda la jornada laboral. Y así fue. Esa mañana la viví como un regalo. No hubo una mala cara de nadie, nada de líos de informes, ni pacientes sin cita. Todos me deseaban unas felices fiestas de Navidad.


Llegó el momento de saber más. Abrí mi historial y leí en la tranquilidad de mi consulta. La ecografía era desalentadora. Se trataba de una lesión con alta sospecha de malignidad. Me citaban en unos días para completar el estudio además con una ecografía axilar.
La información me llegó como una fuerte y sonora bofetada. Una bofetada de la vida. En tan solo un día había pasado de gozar de una buena salud a perderla; a sentirme enferma. No me dolía nada, no estaba cansada, no había perdido peso… Me encontraba bien. Pero ya estaba enferma.
Lloré más en los sucesivos tres días que en toda mi existencia. Intentamos normalizar lo mayor posible, haciendo lo que siempre habíamos hecho por tradición familiar los días navideños. Pero el olor a tragedia nos impregnaba a todos.

Llegué a la ecografía axilar muy asustada. Si encontraban alguna adenopatía sospechosa la puncionarían. Creo que era la única que pensaba que ninguna lo sería y que no haría falta puncionar. Al llegar allí estaba ya todo preparado para la técnica. Fue tumbarme y pinchar.
No tarde mucho en conocer a mi oncólogo. No podía creerlo. Me costó resituarme. ¿De verdad estaba pasando? No recuerdo cuales fueron sus primeras palabras pero sí las mías, inundadas por las lágrimas: “sé que me muero. Ha llegado mi momento, pero estoy preparada”. 
Mi primera reacción cuando supe que tenía cáncer fue pensar que durante todo este tiempo me había estado preparando de manera inconsciente, casi instintiva, para mi final. Tantos libros, tantos cursos, todo lo que recientemente había estado aprendiendo tenía un único fin. No acompañar a que otros murieran, sino acompañarme a mi.
Realmente no estaba preparada. Me moría, pero de pena. Era enormemente injusto. Me quedaba aún tanto por hacer… Menuda lotería me había tocado.


Mi idea inicial de muerte anunciada fue perdiendo peso. Empecé a poder contar lo que me estaba sucediendo, eligiendo cada día unos pocos amigos. Y comencé a recibir una gran cantidad de mensajes y llamadas de ánimo.
Pasé de preparar mi muerte a pensar que posiblemente me estaba adelantando. No quería defraudar a todas las personas que confiaban en mi valentía para perseguir la curación y, sobre todo, no quería defraudarme a mí misma.
Llegó la etapa de la verdadera aceptación.









10 comentarios:

  1. Totalmente enganchada.

    Cuando empecé el segundo cuatrimestre y, con él, la asignatura de cuidados paliativos supe que yo quería trabajar en una unidad de paliativos en un futuro.

    Así que no solo nos une la lucha contra el bicho feo, también compartimos pasión por los cuidados paliativos^^

    y por cierto, ¡escribes genial!
    Un besazo enorme desde Mallorca.

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    1. Qué bien Laura!! esto es una conexión especial :) Quién sabe... igual trabajamos juntas en un futuro :) :) :)
      Un besazo!!!

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  2. Ana me encanta la idea!! Eres un gran ejemplo y con esto seguro que ayudas a un montón de personas!
    Te admiro de todo corazón, tu fuerza, tus ganas de luchar y siempre sin perder la sonrisa, eres muy grande tia! Cada día me engancho un poquito más a cada cosa que subes, me encanta leerte.
    Eres un gran ejemplo de superación, y trasmites lo que muchas veces olvidamos con la rutina diaria! Que hay que vivir la vida y disfrutarla, que solo se vive una vez y hay que luchar para ello y dejar de lado los problemas absurdos que nos metemos en la cabeza!
    Un besazo enorme guapetona!
    Estoy convencidisima de que vas a poder con el bicho!! Y yo estaré aquí, para apoyarte y leerte siempre con todo mi corazón!!

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    1. Muchísimas gracias Lucía. Cuánto me alegra poder estar acompañada por personas como tú en este camino. Gracias!!

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  3. Hola Ana!! Soy María López, fuimos juntas al instituto. Tengo a Vero en Facebook y por mediación de ella me he enterado de lo tuyo. Quería decirte que eres una valiente, que de eso no tengas la menor duda. Los libros pueden que has leído y todos los temas sobre los que has estado leyendo pueden invitarnos a un cambio de conciencia pero la verdadera lección, el verdadero cambio te lo dan las experiencias de la vida...por eso, mucho ánimo!! Seguro que saldrás con éxito de esto! Un abrazo y un beso enorme!😙

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    1. Qué alegría María!! Muchas gracias!!! un abrazo enorme :)

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  4. Eres un gran ejemplo de superación,esa fuerza que transmites y siempre sin perder la sonrisa,eres una caja de sorpresas maravillosas,la pintura,como escribes,.....se que vas a poder con ello!!!
    estoy orgullosa de ser tú prima!!!! Un millon de besos 😘😘😘😘

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    1. Yo sí que estoy orgullosa de la familia que tengo. Todos juntos... Con vosotros soy más fuerte. Gracias!!

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  5. Sabia que eras una medico excepcional implicada en cuerpo y alma a tus pacientes, pero desconocia por completo tu excelente faceta Narrativa, estoy enganchada al bloc Ana!!! Sabes que somos muchos los que estamos ahi apoyandote!! No cambies nunca y como tu dices...no pierdas nunca esa sonrisa!!! Bsazos

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    1. Qué buena eres Xelo! muchísimas gracias. No la perderé nunca :)

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