Dudaba si seguir escribiendo
sobre este tema porque no quiero hacerme cansina. Pero releo lo anterior y está
bastante incompleto. Uno de los motivos, además de mi enorme impaciencia por
empezar una cosa cuando aún no he terminado otra, es mi despiste, que es cierto que existía antes del tratamiento, pero
ahora, mucho más exacerbado.
Este pequeño aturdimiento me hace
funcionar más lenta, se me olvidan las cosas y en general, me siento menos
reactiva. Parece que un porcentaje alto
de personas con cáncer experimenta problemas cognitivos durante el tratamiento.
Algunas incluso los mantienen al finalizarlo. Esto asusta un poco al leerlo
pero como en casi todo, hay mucho que hacer para intentar evitarlo. ¡Hay que
mantener al cerebro en forma! Leer, hacer sudokus, escribir, … Y para esos
olvidos tontos, lo más socorrido… los post-it. Yo he comenzado ya a escribirme
notas siguiendo este consejo, ¡pero el problema es que luego se me olvida
leerlas!. Poco a poco 😊
Me gusta llevar acompañantes a
mis citas. Ya no solo por la parte afectiva sino porque he comprobado que me
quedo solo con la mitad de la copla que me cantan. Va a ser cierto eso que
decían en los cursos de comunicación de que el paciente se entera únicamente de
alrededor del 40% de lo que pasa en la consulta. Los nervios por la información que vas a recibir, el entorno que no
deja de ser un sitio hostil comparado con tu casa y la carga emocional, entre
otros, hacen que nos enteremos bien poco de lo que se nos dice. Por eso es
tan importante que nos repitan la información para asegurar su asimilación o
nos dejen un espacio para preguntas. La mayoría de profesionales que hasta
ahora me han atendido se llevan matrícula en esto, pero sé, al hablar con otras
compañeras de batalla, que soy una afortunada. Ojalá no fuera cuestión de
suerte sino algo habitual en la relación que se establece entre médicos y
pacientes.
Otra de las cosas que se me olvida, y no por problema mío sino porque ha
desaparecido, es la menstruación. Esta ausencia de menstruación es lo que se
conoce como amenorrea. Lo cuento con
sabor agridulce. Por un lado es una gozada. ¿Qué mujer disfruta teniendo la
regla? Fuera tampones, compresas, …, fuera dolores menstruales. Pero por otro
lado es un recuerdo del desajuste hormonal y de mi probable infertilidad, tema que
daría para un post entero. Algunos tratamientos para el cáncer de mama pueden
producir una menopausia inducida.
Según la edad y la situación particular de la mujer, esta menopausia inducida
puede ser transitoria o permanente.
Como ya dije en una entrada anterior,
prefiero no pensar en porcentajes, pero son muchos los factores que entran en
juego para que una mujer que haya superado un cáncer de mama a mi edad pueda ser
mami en un futuro. Lo primero es superarlo. Lo demás ya vendrá después.
Ahora, aunque la mayor parte del tiempo tengo frío, cual mujer
menopáusica, experimento sofocos. Entre esto y el entretiempo, me siento una matrioshka
con tantas capas de ropa.
Tampoco comenté nada de la neuropatía periférica. Se llama así al daño
que se produce en los nervios del sistema nervioso periférico, que son los
nervios que se encuentran fuera del cerebro y la médula espinal y llevan
señales a otras partes del cuerpo, como a las manos y a los pies. Se puede
percibir como dolor, adormecimiento, hormigueo, pérdida de sensibilidad… He
roto ya tres vasos y dos platos. Por no mencionar el resto de utensilios que se
me han caído de las manos. Siempre he sido torpe, vale. Pero Ikea ahora me
tiene como clienta vip.
La sequedad de boca es otra de las cosas que me incomodan. Ya puedo
beberme medio litro de agua del tirón que sigo sintiendo la boca seca y áspera.
No existe cactus en el desierto menos hidratado que mi lengua. La boca… y la
piel en general. Suerte que disfruto probando cremas. Las que no me hacen tanta gracia son las pringosas que protegen contra el Sol. No puedo salir sin ponerme protección 50 en cada centímetro de piel que asome desnudo. Yo, que para quemarme tenía que haberme pegado paliza solar, ahora saco colores con poco más de 15 minutos frente a Lorenzo. En fin, nada que no pueda solucionar un gorro o una buena sombrilla.
Vaya, pues parece que sí que me había olvidado de algunas cosas… Hace unos meses me hubiera enfadado conmigo misma
por esto pero… pelillos a la mar, ¡nunca mejor dicho!
Ana, te conozco muchos años y nunca pense que serias tan valiente:sigue asi,que todo saldra maravillosamente bien!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Pili. Como ves esto sí es un aprendizaje. Forzoso... pero aprendizaje. gracias por estar
EliminarExcelente también esta segunda parte. Nosotras ya vamos por los efectos de las radios. Y todo es como bien lo compartes, muchas gracias Ana, te envió un fuerte y cariñoso abrazo con beso. Lindo día.
ResponderEliminarGracias por todo el apoyo que me haces llegar. Un abrazo enooooorme
EliminarMe quedo sin palabras para describir la fuerza que peovocas. Grande como pocas! Vamos!!! 💪💪
ResponderEliminarHe llegado aquí por casualidad, y después de leer todo tu blog solo quiero transmitirte toda la fuerza posible y desearte mucho ánimo
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